Archivos Mensuales: octubre 2012

Todos los besos del mundo en Culturamas

Y su presencia arraiga en nosotros

Por José Ángel Barrueco

 

Todos los besos del mundo, Félix Romeo

Editorial Xordica, 2012

 

Es habitual que, tras la muerte de un escritor, se rebusque en sus archivos personales a la caza y captura de inéditos. A veces ese rastreo se salda con beneficios literarios, es decir, obras que merecen la pena, obras que necesitamos. En otras ocasiones el lector sabe que los gestores de los derechos del finado le han hecho un flaco favor al desenterrar textos que estaban mejor a la sombra. Éste no es el caso de los cuentos de Félix Romeo (1968 – 2011). Las historias reunidas no eran inéditas, sino que estaban dispersas en periódicos, antologías y revistas. Y, aunque lo fuesen, este volumen pertenecería al del primer ejemplo. Porque merece la pena. Y mucho.

Los editores de Xordica nos han hecho un regalo publicando estos relatos, unos diecisiete en total. Yo sólo había leído un par de ellos, y por esta ignorancia me he llevado gratas sorpresas: se agrupan aquí cuentos admirables que atrapan al lector en la primera línea. Los arranques de Félix son precisos, captan la atención y el interés de inmediato, como debe ser. Veamos algunos ejemplos:

Así empieza “Amor y explosivos plásticos”: Esta es una historia de amor. Aunque hay una pistola. Le pondré la pistola a Carmen en la cabeza y le diré que me diga que me quiere.

Y éste es el comienzo de “Después del día de los enamorados”: Esta historia dura bastantes años, sucede en varios países, pero se cuenta en veinticinco minutos, el tiempo de la comunicación en la cárcel, con mi padre.

O el de “La piscina”: Cuando compramos la casa, Marisa y yo bromeábamos con la posibilidad de encontrar un cadáver enterrado en alguna parte.

En Todos los besos del mundo (frase extraída de los correos electrónicos del autor) hay amores que perduran y amores que se marchitan, está presente la sombra del padre, hay pistolas y ajustes de cuentas con el pasado, a veces encontramos el relato con unas gotas de Raymond Carver (pienso en “Cigarrillos”), otras veces corroboramos que Félix era una enciclopedia literaria andante (ahí está “El hombre invisible y el zoo de los Bowles”), o paladeamos una historia deliciosa que habla de dos amores narrados con la simetría de quien sabe que cada relación es igual pero distinta (no se pierdan “Sonia y Natalia”, la semblanza de dos mujeres opuestas).

Incluso las historias más crudas desprenden cierta ternura. La ternura de Félix Romeo ya se intuía en su prosa. En cada uno de sus cuentos el narrador parece entrar despacio dentro de los lectores, como quien se cuela en una habitación en silencio y de puntillas, pero su presencia arraiga en nosotros: es precisamente ese andar sigiloso el que ha hecho de su obra lo que es, una sensible mezcla de memoria y de ficción en la que se dan la mano el pop y las pasiones literarias.

La reseña en Culturamas.

Una familia normal, de Santiago Gascón, en Letras en vena

Una familia normal, retrato familiar de Santiago Gascón

Por Sandro Maciá.

Posted on 21 octubre 2012 by letrasenvena

Con un padre, con una madre, con dos padres, con dos madres, con uno de cada, con varios… Puestos a hacer recuento de los tipos de familias que existen hoy en día, estoy seguro de que no acabaríamos esta lista inicial. Seguro, no, segurísimo, o al menos así lo siento cada vez que pienso en este tema porque, sólo con ver las noticias en la televisión o con leer la prensa, cualquiera puede comprobar que, como antropológicamente siempre ha ocurrido, la familia sigue siendo reflejo de los cambios sociales, y viceversa: no son pocos los cambios socioculturales que tienen su origen en los núcleos familiares.

Ahora bien, si hablamos de evolución, más que centrarnos en las directrices antropológicas que –por suerte- hemos ido modificando a golpe de innovación y apertura de mente, lo que debemos destacar es lo que , uno de los últimos autores que ha llegado a mi vida -previa recomendación de buenos amigos-, resalta en su obra Una  (Ed. , 2012): lo que sostiene a una familia, dotándole de mayor o menor normalidad, no es más que la felicidad que comparten sus miembros.

Esta idea, pese a lo ñoña que parece, se establece en la novela de Gascón (Mallén – Zaragoza, 1961) como un gran telón de fondo sobre el que se va proyectando, acción tras acción, toda una trama que mezcla –de forma tan acertada como equilibrada- situaciones cómicas con momentos sentimentales, casi nostágicos, y algo dramáticos.

Pero que nadie se equivoque. La historia que Gascón nos presenta en este libro no es, ni mucho menos, una narración al estilo “Disney” sobre los valores familiares ni, por supuesto, un canto a la felicidad cursi y repelente. No, nada de eso. A lo largo de Una familia normal, ya desde su forma –está narrada a cuatro voces, con los correspondientes matices que cada personaje aporta a la trama-, se intuye que estamos ante un relato que innova tanto en el tono utilizado como en el “montaje”, un término que, por muy cinematográfico que suene, es el que mejora se adapta a la forma que el autor tiene ir haciendo pasar a los protagonistas (padre, madre, hijo mayor e hijo pequeño) frente al lector, al más puro estilo de la conocida serie Modern Family.

Risas, emociones, reflexiones… Las cuatro patas que mantienen viva esta historia son tan dispares como iguales, tan distintas como similares, tan lejanas como próximas. En definitiva, que sin tapujos ni artificios innecesarios, son como son. Ni se exagera ni se mitifica, así es esta historia, una historia donde la originalidad de Gascón y su talento para presentar un tema cotidiano como atractivo y adictivo –la empatía con cada miembro de la familia protagonista llega al extremo de querer seguir sabiendo más y más sobre sus andanzas- sorprende desde el primer momento, desde la primera frase en la que Guillermo, el hijo mayor de esta amable “tribu”, afirma: “La pared estaba pintada de nubes”.

A partir de ahí, a veces con nubes, a veces con sol, empieza la vida misma.

Para leer la reseña en el blog original, pincha aquí.

Todos los besos del mundo en A&L

Con cierto retraso compartimos con vosotros la doble página que ‘Artes&Letras’ dedicó a Todos los besos del mundo, con textos de Eva Puyó y de Fernando Martín Pescador

Un blog para Todos los besos del mundo

La escritora Eva Puyó, editora de Todos los besos del mundo, de Félix Romeo, ha abierto un blog para el libro en el que recopila informaciones, artículos y noticias sobre el libro.

Os invitamos a que lo visitéis: http://todoslosbesosdelmundo.blogspot.com.es/

Lara López sobre Todos los besos del mundo

 

Lara López, escritora y presentadora de Músicas posibles en Radio 3, presentó La Mandrágora, que dirigía Félix Romeo. Desde entonces no dejaron de colaborar.

Lara López lo recordaba el domingo pasado en el primer aniversario de la muerte de Félix Romeo con un programa especial, al que acudieron Eva Puyó y Chusé Raúl Usón, editores del libro, y escribía este texto.

Félix, intento superar el pudor de escribirte unas líneas que leerán muchas personas que ni tú ni yo conoceremos nunca. Este último año he aprendido muchas cosas y una de ellas es que el pudor no nos lleva a casi ningún sitio interesante.

He decidido hacerlo así, para que mi recuerdo se una al de tantos y tantos oyentes, muchos anónimos, que – superando el suyo- me han mandado su cariño sabiendo como saben lo mucho y bien que aquí se te quiere.

El gusto por la lectura

Y de esos muchos, casi todos me han asegurado quesin tus recomendaciones ya no le cogen el gusto a leer. Tan vehementes y rigurosas, tan prolíficas que daba miedo pensar qué habrías dejado de hacer para discernir por nosotros con tanta precisión qué merecía la pena de cuanto se publicaba, fuera el formato que fuera.

Pero no sólo eso… Contigo se han ido muchas ganas. Por ejemplo, las de recorrer ciudades buscandolugares en los que besarse. Porque para eso eran las calles de las ciudades que recorrías, también a través de la literatura, para besarse.

«Para eso es el amor», me dirías ahora, «para hacerlo»

Aquí seguimos nosotros, sin embargo, abriendo informativos con guerras que nos duelen menos cuando están más lejos. Iniciando revoluciones. Ensayando maneras de encontrar otros caminos. De vivir, como dice Rosendo. Algunos, haciendo programas de radio. Yendo a algunos conciertos. Llamándonos a ver cómo seguimos.

Y cuando lo hacemos, nos ponemos tristes y serios porque nos acordamos de que seguimos sin ti. Lloramos, nos morimos de risa, brindamos (muchas veces por ti). Vemos pelis que te habrían gustado. Discutimos. Algunos escriben todavía en tu muro. Otros, no han conseguido borrar tu número de teléfono.

El regreso por escrito de Félix

Eva Puyó y Chusé Raúl Usón han venido a Músicas Posibles a hablarnos de Todos los besos del mundo, un libro con tus cuentos.

Dice Eva que te habría gustado. Y Usón, que quisiera no haberlo tenido que editar nunca.

Los demás, estamos deseando leerlo.

Todos los besos del mundoFélix Romeo Pescador.

http://www.rtve.es/alacarta/audios/musicas-posibles/

(Para leer el texto con los enlaces, pincha aquí.)

Rodolfo Notivol sobre Todos los besos del mundo

Recuperamos del blog de Antón Castro la lectura de Rodolfo Notivol de Todos los besos del mundo:

 

Es muy raro para mí estar hoy aquí presentado un libro de Félix. Es algo así como si el alumno pretendiera evaluar al maestro y no al revés. Porque Félix fue un maestro para mí en muchas cosas. Por supuesto, lo fue si hablamos de literatura. Hace algunos años, incluso asistí a uno de sus talleres de escritura. Esos talleres que él llenaba de juegos, de diversión y de pasión por las palabras. Y él fue también quién, más tarde, me empujaría a seguir escribiendo.

Pero las mejores lecciones que Félix me dio no las recibí en aquel taller, ni tuvieron por objeto los libros. Las mejores lecciones que Félix me dio, sus auténticas clases magistrales, fueron sus lecciones de amistad.

Digo esto, porque “Todos los besos del mundo” es, precisamente, un libro nacido de la amistad. La que Eva y Chusé Raúl sentían por Félix. Pero es, además y sobre todo, un libro que resultaba necesario, un libro que hacía falta.

Y lo es porque Félix Romeo es un autor imprescindible si se quiere conocer lo ocurrido en las letras aragonesas y españolas durante los últimos veinticinco años.

Sin su figura nada hubiera sido igual.

Por eso la aparición de este libro me parece una gran noticia.

En él se recoge, como ya han dicho Eva y Chusé Raúl, una selección de sus cuentos en el orden cronológico en que los escribió. Esto nos permite leer el libro como una especie de biografía literaria y, por lo tanto, personal de Félix, pues él nunca supo escribir de otra manera que no fuera metido en la vida hasta las cejas.

Las narraciones que incluye el libro podrían dividirse perfectamente en cuatro etapas, que coinciden con los intervalos entre cada uno de los libros de Félix publicados con anterioridad, y en las que van apareciendo pistas sobre el camino que llevó al escritor hasta esos libros.

El primer cuento “Buscando cielo”, escrito antes de la aparición de “Dibujos animados”, funciona como un prólogo, un prefacio, en el que se nos anuncia una parte importante de lo que vendrá después.

Encontramos ya en él, por ejemplo, la figura del padre, una de las constantes a lo largo de todo el libro. Así, la primera frase del libro nos dice: “Habíamos ido a ver a las grullas, y yo solo pensaba en mi padre”.

Encontramos también a su amigo Bizén, y a su amigo Chusé Izuel a cuya muerte dedicó luego el magnífico “Amarillo”.

Encontramos las referencias literarias y culturales que salpicarán muchos de los textos posteriores de Félix. Referencias que nunca pretenden ser un alarde, sino que Félix suma a sus narraciones de forma natural, como parte importante de su vida que eran.

Y encontramos también, finalmente, en estas tres pequeñas historias que componen “Buscando cielo”, su pasión por los viajes.

Fue en un viaje a Santander, precisamente, cuando Félix me recomendó la lectura de “A cualquier otro lugar”, la estupenda novela de Mona Simpson. Pues bien, estos días no he podido dejar de pensar que este libro se podría haber titulado también de esa manera: “A cualquier otro lugar”. Porque en “Todos los besos del mundo” todos o casi todos los cuentos están protagonizados por personajes que están viajando en ese momento o tienen un pasado lleno de viajes. En “La novia del viento”, otro de los cuentos que lo integran, el narrador llega a decirnos: “Ella preferiría estar siempre en el mismo sitio. Yo preferiría estar siempre en otro lugar.”

Estos viajes, que también formaban parte esencial de la vida de Félix, nos remiten a su amor por las ciudades, a su afán por estar en el mundo y, también, a la idea de búsqueda. Algo que enlazaría con otros libros de Félix en los que hay una constante indagación como “Noche de los enamorados”.

Y, claro, donde hay un viaje hay un paisaje. Y es curioso que alguien al que le gustaba decir que no sentía el menor interés por los paisajes, utilizara estos como recurso para transmitirnos una sensación que cruza también todos los cuentos del libro: la sensación de extrañamiento.

En “Buscando cielo” el narrador nos dice: “Los olivos seguían allí. La carretera seguía allí. Nosotros parecíamos estar en otro sitio”.

Félix hace que sus personajes miren el paisaje como ven sus vidas, desde una cierta distancia, como si solo fueran una película proyectada sobre el parabrisas del coche en el que viajan y ellos mismos no formaran parte de él.

Como digo, “Buscando cielo” anticipaba ya algunas de las cosas que importaban a Félix, pero, cuando lo escribió, Félix no había pasado todavía por la cárcel y ese es el hecho que marca los cuentos siguientes del libro, un grupo de cuentos que entroncan directamente con su novela Discothéque.

En ellos queda reflejado el mundo carcelario y otros próximos a él, como el del boxeo, el de la lucha libre o el de los casinos. Son cuentos en los que se vuelve a indagar en la relación padre-hijo dejando ahora entrever casi siempre en ella un latido de culpa. Y son cuentos, por otra parte, trepidantes, que al leerlos me han hecho pensar en lo bien que se lo hubiera pasado con ellos Quentin Tarantino.

Son historias llenas de personajes estrambóticos, al borde del precipicio, muchas veces violentos, y que, como los del cineasta norteamericano, hablan sin parar, de forma nerviosa, casi como una metralleta, con repeticiones y frases cortas y rápidas, que silban como balas. De hecho, son cuentos llenos de pistolas. Y llenos también de elementos y personajes de lo que podría llamarse la “cultura popular”. Por ellos desfilan: Perico Fernández, Nino Arrua, el Real Zaragoza, los hermanos Lambán, Camilo Sexto, Homer Simpson o Cantinflas.

También son cuentos barrocos, abigarrados, en los que cabe casi todo. En los que parece estar todo el tiempo a punto de estallar la tragedia, pero en la mayoría de los cuales toda acaba en una comedia triste. Y en los que de repente se cuenta un chiste y a uno le parece oír a continuación una de aquellas estruendosas carcajadas de Félix que nunca olvidaremos.

Con “La novia del viento”, cuento ya posterior a “Discothéque”, Félix parece querer quitarse la máscara de luchador de lucha libre y exponerse ante los ojos del lector de una forma más desnuda, sin protección. Así en los cuentos siguientes encontramos a un Félix más íntimo; en el que lo cotidiano, que sigue transcurriendo en mitad de los viajes, se hace más presente, y en el que dos de sus obsesiones principales: el amor y la búsqueda de la felicidad, toman mayor protagonismo.

Todos los cuentos de esta parte del libro giran en torno a las relaciones de pareja.

Son siempre parejas a punto de romperse, como en “CINCO CAMAS Y CASI SETECIENTOS VINOS”, un cuento divertidísimo, aunque de final amargo, donde una pareja hace recuento de las camas que han roto por efecto de su furor amoroso, hasta que descubren que lo que se ha roto de verdad no son las camas sino su amor.

Son parejas a punto de estallar, pero que parecen decidir darse una prórroga y hasta que llegue ese momento de la ruptura, celebrar la vida cada día como si fuera el último en que están juntas. Por eso son cuentos llenos de restaurantes, de comida, de vino y de sexo. Y también, otra vez, de aquella extrañeza a la que antes aludía. Ese desconcierto, casi humorístico, que sientes cuando, por ejemplo, consciente de que tu vida amorosa se va al carajo, te descubres incapaz de pensar en otra cosa que no sea algo, por otra parte tan común, como escribir un cuento sobre la visita de un grupo de poetas zaragozanos de los años cincuenta a la casa de Vicente Aleixandre.

Un cuento que destaca en esta parte del libro es “EN UNA ISLA FLOTANTE”, donde además de esas relaciones de pareja, hacen acto de presencia otras de las preocupaciones más intimas de Félix como la ciudad de Zaragoza y sus ideas para mejorarla, la especial relación que mantenía con el agua, representada aquí en el río Ebro o ese desasosiego que creaban en él los crímenes no resueltos.

Los tres últimos cuentos del libro son tres de mis cuentos favoritos. Fueron escritos los tres en 2011 y forman un epílogo que nunca debió de haberse producido y que auguraba una madurez espléndida del escritor.

Así, en “EL HOMBRE INVISIBLE Y EL ZOO DE LOS BOWLES”, a través de un mecanismo tan sencillo como indagar en la relación que mantuvieron con sus mascotas, Félix construye una breve biografía, muy poco al uso, de William S. Burroughs, Paul Bowles y Jane Bowles en la que confronta vida y literatura y, sin subrayarlas en ningún momento, reivindica dos de sus ideas más recurrentes: que la vida debe estar siempre antes que la literatura y que esta no sirve sin un cierto compromiso moral.

En “TEMBLOR”, el segundo de estos cuentos, Félix consigue un cuento delicioso, un cuento que se lee con una media sonrisa en la cara, esa media sonrisa tontorrona que nos dibuja en ella al descubrir un momento de felicidad entre dos personas que se quieren, un momento seguramente efímero, pero que ni siquiera un supuesto terremoto es capaz de destruir. Un momento que al ver la portada del libro no he podido dejar de relacionar con ella.

Y, finalmente, en “VERANO DEL 75”, el último de los cuentos del libro, Félix vuelve a la infancia. A unas vacaciones con sus padres en la ciudad de Castellón durante el último verano de Franco en las que asiste a un espectáculo del bombero torero y visita a una pariente encerrada en un manicomio. Pero ahora la mirada hacia esa infancia ya no es la mirada nerviosa de aquel adolescente de “Dibujos animados”. Ahora se trata de la mirada de un adulto, igual de perpleja, pero más reflexiva y llena de preguntas que el paso del tiempo ha dejado sin respuesta.

Quiero deciros para acabar que, como le ocurría a Félix, me gustan los libros que retratan la vida de sus autores. Y, desde luego, en “Todos los besos del mundo” Félix sale de cuerpo entero, casi a tamaño natural.

Para quienes tuvimos la suerte de conocerle este libro es un reencuentro con nuestro amigo, con su voz, con su mirada siempre diferente del mundo y con su risa. Quienes no le conocieron podrán contemplar en sus páginas el retrato de un hombre alegre, apasionado, desbordante y, a veces, desbordado. Pero también generoso, frágil y tierno. Un hombre al que desconcertaba el mal y, en ocasiones, también la propia vida; pero que la amó y la celebró cada minuto. Un hombre al que nunca importó estar solo en defensa de aquello que creía la verdad, aunque eso le causara no pocas dificultades; pero al que aterraba la idea de vivir solo, sin amor o sin amigos. En definitiva, un hombre, como era Félix, esencialmente, libre y bueno.

 

Un cuento de Félix Romeo

Todos los besos del mundo es una selección de los mejores relatos que Félix Romeo publicó a lo largo de más de veinte años en diferentes medios. En el libro los cuentos están ordenados cronológicamente. «Verano del 75», que colgamos aquí, cierra el volumen.

«Verano del 75» se publicó en la revista Letras libres, en el número de Agosto de 2011, y la foto con la que ilustramos el relato también se publicó en la revista.

Descarga el relato en pdf: veranodel75

TODOS LOS BESOS DEL MUNDO EN ZARAGOZA

Queridos amigos:
Ya os habíamos avisado y, por fin, el libro está aquí.

Todos los besos del mundo es una selección de los cuentos que Félix Romeo escribió y publicó a lo largo de veinte años en diferentes medios.

El libro llegará el 15 de octubre a las librerías.

Lo presentamos el viernes día 5 de octubre en la terraza del IAACC Pablo Serrano de Zaragoza a las 19h.

Casi todos sabemos que Félix Romeo era vital, alegre y vivía la literatura y los libros -los suyos y los de los demás- como una fiesta. Por eso, el viernes 5 de octubre haremos de tripas de corazón para que la alegría gane a la tristeza por su ausencia.

Eva Puyó y Chusé Raúl Usón han sido los editores y quienes han seleccionado los cuentos que reúne Todos los besos del mundo, y el viernes nos contarán cómo ha sido ese proceso. Rodolfo Notivol ha estado aconsejando y ayudando a los editores en la elaboración del libro y también estará el viernes.

Además habrá actuaciones musicales: Gonzalo Alonso, Experimentos in da notte, Juanjo Javierre y Ángel Petisme.

Brindaremos con vino de Cariñena y los ¡VIVA FÉLIX ROMEO! se oirán hasta en Lechago,
donde hace unas semanas se inauguró una biblioteca con su nombre.

Será un placer veros allí.